
Unos minutos antes de lo fijado, a las
8:56 am, comenzó la audiencia ante el juez James Ivan Cohn y los 10 miembros
del jurado. El primer testigo fue Jorge Berindoague Alcócer, ministro de
hidrocarburos del segundo gobierno de Sánchez de Lozada. Hablando en un inglés
fluido, Berindoague habló de su carrera profesional, iniciada con sus estudios
de ingeniería civil en Berkeley, California, en 1947. El ex ministro detalló su
trabajo en Panamá para la compañía petrolera hoy conocida como Gulf, así como
su primer encuentro con Gonzalo Sánchez de Lozada, en los años 80, ya como
militante del MNR.
Como miembro del primer gobierno de
Sánchez de Lozada, Berindoague trabajó en el llamado proceso de Capitalización
de las empresas estatales en Bolivia, en particular de la estatal petrolera
YPFB. Y ya en 2002, el expresidente lo invitó a ser su consejero personal en el
tema de hidrocarburos. A la renuncia del primer ministro de hidrocarburos,
Gustavo Illanes, fue nombrado para el cargo.
Berindoague recordó que durante su
participación en el gabinete se discutió la exportación del gas natural
boliviano. Entre otros datos, el ex ministro recordó que Bolivia tenía hasta
100 millones de metros cúbicos de reservas, las segundas más importante del
continente.
Cuando el abogado de la defensa lo
consultó sobre el Decreto Supremo 27209, conocido como el "Decreto de la
Muerte". Berindoague explicó que en ese tiempo la planta de Senkata de
YPFB se encontraba bloqueada y en La Paz había no solamente carencia de
gasolina sino escasez de alimentos.
El testigo dijo que firmó ese decreto
como parte del gabinete de Sánchez de Lozada porque, dijo, se lo solicitó
"un abogado joven de la presidencia". La norma, que garantizaba el
surtido de gasolina y combustibles para la ciudad de La Paz, expresamente
detalla haber sido aprobada "en consejo de ministros" pero la
contradicción pareció escapar a su testimonio.
Berindoague mencionó haber asistido en
esos días de 2003 hasta a 15 reuniones con Gonzalo Sánchez de Lozada y Carlos
Sánchez Berzaín pero sin abundar en detalles.
En el contra interrogatorio el abogado
Saurabh Sharad, del equipo de abogados de las víctimas, preguntó básicamente
tres cosas. La primera por saber si sus abogados eran los mismo de Gonzalo
Sánchez de Lozada, a lo que Jorge Berindoague respondió afirmativamente. Luego,
Sharad preguntó al detalle si el ex ministro estuvo en alguno de los escenarios
donde hubo violencia y Berindoague dijo que no en todos los casos. Finalmente,
a la pregunta de si como ministro era miembro del alto mando militar, el ex
ministro de hidrocarburos respondió negativamente, concluyendo su testimonio.
Casi 25 después la corte observó el
testimonio del ex militar y viceministro Guido Meruvia Gutiérrez en video.
Meruvia comenzó declarando su participación en la negociación y acuerdo
alcanzado con la policía en febrero de 2003 para terminar con sus
movilizaciones. Luego mencionó su trabajo como mensajero de Gonzalo Sánchez de
Lozada, llevando tres cartas a dirigentes sociales en octubre de ese año
buscando la pacificación.
Entre sus declaraciones, el hombre que
coordinó el secuestro de Hernán Siles Zuazo en 1984, recordó haber sido jefe de
campaña en 2002 en los departamentos de Potosí y Sucre, luego de lo cual fue
invitado a ser viceministro de relaciones laborales en el segundo gobierno de
Sánchez de Lozada. Según él por sus conocimientos y experiencia en la
administración pública y en el trabajo gerencial en sus empresas particulares.
Meruvia mencionó haber sido
subsecretario de gobierno en otro gobierno y, gracias a ello, haber tenido que
negociar con mucha gente.
El testigo de los acusados afirmó que el
gobierno de Sánchez de Lozada explicó a la población que para exportar el gas
boliviano a Estados Unidos no había un puerto decidido. Al ser cuestionado cómo
explicó el ex presidente sus planes, Meruvia dijo lacónicamente: "Por
televisión".
Meruvia, ex agente de inteligencia
militar que fue parte del golpe militar de Luis García Meza en 1980, explicó
que el 12 de octubre de 2003 los dirigentes alteños solicitaron al gobierno
notas para mostrar a sus bases y deliberar sobre las intenciones de diálogo
luego de la masacre de ese domingo.
Al respecto, Guido Meruvia recordó haber
ido la noche de ese día hasta la Ceja de El Alto, en compañía del entonces
director de trabajo Vladimir Ergueta, a entregar cartas personalmente a tres
dirigentes (Braulio Rocha, Mauricio Cori y Juan Meléndrez). Fue al bajar que,
dijo, hubo una emboscada y una ráfaga de piedras cayó sobre el jeep que
conducía.
Una piedra grande cayó sobre el techo de
su mobilidad, abollandola, y otras más rompieron cristales. A Erguete, detalló
Meruvia, le partieron la cara, y él terminó con trozos de vidrio en su cara,
por lo que tuvieron que trasladarse al hospital para ser atendidos.
En la pantalla instalada en la sala de
la corte, los abogados de la defensa mostraron al jurado las cartas que,
curiosamente, tenían como fecha de la reunión las 15 horas del lunes 13 de
octubre en la residencia presidencial de San Jorge, más de 20 horas después el
acuerdo de pacificación firmados por los citados dirigentes alteños y Gonzalo
Sánchez de Lozada, prueba presentada el martes 20 durante de la declaración del
ex presidente.
Poco después, y dando una opinión
personal sobre Víctor Hugo Canelas (según el un hombre con "actitudes
rencorosas, negativas y vengativas"), Meruvia concluyó su declaración
jurada.
Tres minutos antes de las 10 de la
mañana fue exhibida la declaración del tercer testigo de la defensa de Sánchez
de Lozada y Carlos Sánchez Berzaín. También en formato de video, el ex diputado
del MNR Luis Eduardo Siles recordó que haber conocido a Sánchez de Lozada en
1988 o 1989 quien, dijo, tenía ideas interesantes como ministro de
planificación en tiempos de la hiper inflación, cuando el ex presidente
colaboraba estrechamente con Jeffrey Sachs, dijo.
El hoy líder nacional del MNR, hablando
un inglés rudimentario, fue breve en sus declaraciones, reconociendo entre
otras cosas no participó nunca de los trabajos del poder ejecutivo de entonces.
Aunque sí mencionó algunas reuniones en la residencia presidencial, un par de
ellas con otros partidos de la coalición que por entonces daba soporte al
gobierno de Sánchez de Lozada.
Poco pudo decir Siles sobre el control
de la policía o, a pregunta expresa de los abogados de las víctimas, aclaró no
haber sostenido nunca una conversación con Carlos Sánchez Berzaín.
Para finalizar la jornada más breve del
juicio hasta hoy, apareció en persona el ex ministro de hacienda Javier Comboni
Salinas. Educado en Estados Unidos, Comboni dio su testimonio en un inglés
fluido para detallar su trabajo como ministro entre 2002 y 2003, así como sus
actuales ocupaciones: trabajando con migrantes y refugiados en el estado de
Illinois o realizando pequeñas consultorías a diversos gobiernos sobre deuda y
bancos centrales.
Comboni dijo que conoce a Sánchez de
Lozada desde su primer gobierno a finales del siglo pasado, cuando trabajaba en
el Banco Central de Bolivia. También recordó haber aconsejado en algunas
ocasiones al ex gobernante y. ya en 2002, haber participado de la campaña como
asesor en temas económicos, en particular en un plan para combatir el déficit
de entonces, dijo, así como en los planes y programas sociales así como medidas
contra la recesión boliviana.
El ex ministro de hacienda dijo no haber
escuchado a Sánchez Berzaín hablar de represiones, muertes civiles o algo
similar. Comboni recordó que en general los bloqueos hacían difícil su trabajo
y que atestiguó los bloqueos en 2003 y que vio el uso cotidiano de petardos por
parte de los manifestantes.
El 12 de febrero de 2003, explicó
Comboni, fue a palacio a discutir las reformas fiscales del gobierno de Sánchez
de Lozada y, mientras debatían las medidas que desataron las protestas, fueron
sacados del despacho presidencial para instalarse en una oficina sin ventanas.
Escuchó disparos y vio cristales de ventanas rotas en el edificio mientras los
policías y los militares se movilizaban. Junto con otros funcionarios, Comboni
fue desalojado por una puerta auziliar.
En un momento peculiar del
interrogatorio, el abogado de la defensa preguntó expresamente si los cachorros
de dinamita que mencionó como parte de las protestas eran como los fuegos artificales
usados en Estados Unidos para celebrar la independencia nacional cada 4 de
julio. Comboni respondió categóricamente que sí.
Brevemente interrogado por sus
actividades recientes, Comboni reconoció haber trabajado para Gonzalo Sánchez
de Lozada en una consultoría sobre productos de consumo. También declaró que
Gonzalo Sánchez de Lozada paga a su abogado en este juicio.
El contra interrogatorio del abogado de
las víctimas fue sucinto. Consultado sobre su posible presencia en alguno de
los escenarios de violencia en septiembre y octubre de 2003, Comboni dijo no
haber estado nunca. Luego tuvo que explicar que en septiembre estuvo fuera del
país por dos semanas y luego volvería a dejar el país el 5 de octubre y no
volvería hasta después del día 17, cuando Sánchez de Lozada renunció.
Comboni Salinas también negó, en la
última pregunta de la audiencia, haber sido parte del alto mando militar,
cerrando la audiencia del miércoles.