“Temblaba de frío en la noche de San Juan, cuando balas asesinas lo mataron a papá, cuando balas asesinas lo mataron a papá (…), Mi madre lo esperaba con su tacita de té y un poquito de singani pero el ya no volvió, y un poquito de singani pero el ya no volvió.
Han matao a mi padre ¿por qué será? han matao a mi padre en la noche de San Juan (…), Con ruido de botas, de botas y fusiles vinieron y mataron en la noche de San Juan vinieron y mataron en la noche de San Juan” (La noche de San Juan de Nilo Soruco).
Indudablemente para
muchos de esta nueva generación (la nueva juventud que piensa más en reguetones
y reventones), estos párrafos de la letra del Nilo Soruco les son disonantes
hoy, un día donde la familia se alista para quizás prender una fogata y jugar
con fuegos pirotécnicos (cosas que actualmente están prohibidas), tomarnos una
canela y comer un hot dog.
Pero estoy seguro que
para la vieja juventud crecida con las historias de nuestros padres combatientes
quienes fueron parte de la historia, de esa historia que está a lado de nuestro
corazón (a la izquierda), recordará la historia que dio origen a ese tema
musical.
La masacre minera de San
Juan, acaecida en la madrugada del 24 de junio de 1967 durante el régimen
dictatorial de René Barrientos Ortuño, asesorado por la CIA y secundado por el
Alto Mando Militar boliviano, que decidió tomar por sorpresa las poblaciones de
Llallagua, Siglo XX, Cancañiri y Catavi con el pretexto de frenar la “subversión
extremista”.
Todo comenzó cuando en COMIBOL
(Corporación Minera de Bolivia), se impuso una brutal rebaja general de
salarios, además de congelar las remuneraciones por un año a los trabajadores
mineros y el aumento a los precios de los víveres que proporcionaban las “pulperías”
en cada campamento minero, además de la represión ceñuda hacia los sindicalistas
y activistas mineros, quienes para el 22 y el 23 de junio realizaron varios
ampliados pero el más relevante fue en el centro minero de Siglo XX donde gran
parte de los trabajadores determinaron pedir la reposición de sus salarios la
liberación de sus dirigentes y compañeros detenidos, además en lo que respecta
a la guerrilla del Che, los mineros determinaron: “en asamblea conjunta se plantea dar (a la guerrilla), la ayuda de una
mita y vituallas” según testimonio de Cirilo Jiménez.
Este respaldo no solo se
dio en Siglo XX sino en todos los centros mineros quienes mostraban apoyo
a las guerrillas a través de los
discursos y mensajes transmitidos por las radios mineras, constituyéndose en
una excusa clave para intervenir militarmente los centros mineros.
La Guerrilla del Che y la Masacre de
San Juan
No es posible separar la
Masacre de San Juan de la guerrilla del Che ya que: Primero, las guerrillas
habían tenido un impacto psicológico en los trabajadores como lo contó Domitila
Chungara “por aquellos días surgió la
resolución que la Federación de Trabajadores mineros debía inmediatamente convocar a un ampliado
de Secretarios Generales en Siglo XX para plantear al gobierno la devolución de
los salarios que nos debían, Y bueno, los mineros dijeron también que, en caso
contrario ellos iban a apoyar abiertamente a las guerrillas, porque, como había
tata masacre blanca, les parecía que era mejor morir en las montañas que
morirse de hambre sin trabajo en las minas”, testimonios del encuentro por
la recuperación de la memoria en Cochabamaba el 2003.
Segundo la masacre fue una medida estratégica y preventiva,
por parte del gobierno de Barrientos juntamente a sus asesores estadounidenses,
para evitar la articulación entre mineros y guerrilleros, ese miedo se denoto
cuando la noche del 25 de junio el General Ovando informó que el ejército se
enteró que los mineros planeaban atacar Lagunillas por lo que se determinó
tomar los campamentos; Ovando también habría mencionado que los sucesos en las
minas habrían sido iniciados por Ernesto Guevara, con una sincronización entre
la campaña guerrillera y la subversión
de las minas (…), también sería la causa de que los mineros estuvieran
preparados y enfrente al ejecito; según nos cuenta María del Carmen Garces en
su libro la Campaña del Che en Bolivia.
Pero qué pasaba realmente
en la guerrilla, la primera anotación en el diario del Guerrillero Argentino
Cubano aparece el 8 de junio “… se da noticias sobre el estado de sitio y la
amenaza minera pero todo queda en agua de borrajas”, y en efecto el gobierno de
Barrientos decretó estado de sitio en todo el territorio nacional ante el
evidente descontento y movilización del sector minero.
“La noche de San Juan no fue tan fría como podría
creerse de acuerdo a la fama (…) El asma me está amenazando seriamente y hay
muy poca reserva de medicamentos” anota el comandante guerrillero la noche del 23, para el 24 “acampamos en las faldas del cerro Duran. La
radio trae la noticia de la lucha en las minas. Mi asma aumenta” el 25 de
junio en el diario aparece “La radio
argentina da la noticia de 87 víctimas; los bolivianos callan el número
(Masacre en Siglo XX). Mi asma sigue en
aumento y ahora no me deja dormir bien”, solo el 30 hay nuevamente una
anotación relacionada con la masacre “me
atribuyen ser el inspirador del plan de insurgencia en las minas, coordinado
con el Ñancahuasu. La cosa se pone linda; dentro de algún tiempo dejare de ser
Fernando sacamuelas”, los datos nos lo cuenta Carlos Soria en el libro 1967:
San Juan a sangre y fuego.
Si bien el Che no tenía
relación directa con la dirigencia minera, éste habría inspirado a los mismos ya
que según testimonios recogidos, Vidal Sánchez afirmaba: “si o si apoyaríamos a las guerrillas, muchos querían ir, pero los
mineros estábamos pensando en la revolución social, todos los mineros estábamos
comprometidos”, a lo que Domitila Chungara añadía que: “incluso se hicieron listas de obreros que querían ir a las guerrillas,
las tuvimos que quemar tras los sucesos de San Juan”, de acuerdo a los testimonios del encuentro por la recuperación
de la memoria en Cochabamba el 2003, recuperados en el libro 1967:
San Juan a sangre y fuego de Eduardo García.
Pero cabe rescatar que de
los 21 bolivianos caídos en combate en la gesta del Che, seis de ellos habían
pasado por la escuela del sindicalismo minero, como trabajadores de base o
dirigentes y habrían formado parte de la guerrilla del Che, David Adriázola
(Darío), Walter Arancibia Ayala (Walter), Simeón Cuba Sanabria (Willy), Moisés
Guevara Rodríguez (Moisés), Francisco Huanca Flores (Pablo o Pablito), Julio
Velasco Montaño (Pepe), Casildo Condori Coche (Víctor), Benjamín Coronado
Córdova (Benjamín), Raúl Quispaya Choque (Raúl), Aniceto Reynaga Gordillo
(Aniceto); datos recopilados por Carlos Soria G.
Esta es la memoria que
seguimos recordando, en la noche de San Juan.
Autor: Harold G. Cruz Gonzales
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