23 jun 2017

Los mineros el Che y la Masacre de San Juan

“Temblaba de frío en la noche de San Juan, cuando balas asesinas lo mataron a papá,  cuando balas asesinas lo mataron a papá (…), Mi madre lo esperaba con su tacita de té y un poquito de singani  pero el ya no volvió, y un poquito de singani pero el ya no volvió.
Han matao a mi padre ¿por qué será? han matao a mi padre en la noche de San Juan (…), Con ruido de botas, de botas y fusiles vinieron y mataron en la noche de San Juan vinieron y mataron en la noche de San Juan” (La noche de San Juan de Nilo Soruco).
Indudablemente para muchos de esta nueva generación (la nueva juventud que piensa más en reguetones y reventones), estos párrafos de la letra del Nilo Soruco les son disonantes hoy, un día donde la familia se alista para quizás prender una fogata y jugar con fuegos pirotécnicos (cosas que actualmente están prohibidas), tomarnos una canela y comer un hot dog.

Pero estoy seguro que para la vieja juventud crecida con las historias de nuestros padres combatientes quienes fueron parte de la historia, de esa historia que está a lado de nuestro corazón (a la izquierda), recordará la historia que dio origen a ese tema musical.

La masacre minera de San Juan, acaecida en la madrugada del 24 de junio de 1967 durante el régimen dictatorial de René Barrientos Ortuño, asesorado por la CIA y secundado por el Alto Mando Militar boliviano, que decidió tomar por sorpresa las poblaciones de Llallagua, Siglo XX, Cancañiri y Catavi con el pretexto de frenar la “subversión extremista”.

Todo comenzó cuando en COMIBOL (Corporación Minera de Bolivia), se impuso una brutal rebaja general de salarios, además de congelar las remuneraciones por un año a los trabajadores mineros y el aumento a los precios de los víveres que proporcionaban las “pulperías” en cada campamento minero, además de la represión ceñuda hacia los sindicalistas y activistas mineros, quienes para el 22 y el 23 de junio realizaron varios ampliados pero el más relevante fue en el centro minero de Siglo XX donde gran parte de los trabajadores determinaron pedir la reposición de sus salarios la liberación de sus dirigentes y compañeros detenidos, además en lo que respecta a la guerrilla del Che, los mineros determinaron: “en asamblea conjunta se plantea dar (a la guerrilla), la ayuda de una mita y vituallas” según testimonio de Cirilo Jiménez.

Este respaldo no solo se dio en Siglo XX sino en todos los centros mineros quienes mostraban apoyo a  las guerrillas a través de los discursos y mensajes transmitidos por las radios mineras, constituyéndose en una excusa clave para intervenir militarmente los centros mineros.

La Guerrilla del Che y la Masacre de San Juan

No es posible separar la Masacre de San Juan de la guerrilla del Che ya que: Primero, las guerrillas habían tenido un impacto psicológico en los trabajadores como lo contó Domitila Chungara “por aquellos días surgió la resolución que la Federación de Trabajadores mineros  debía inmediatamente convocar a un ampliado de Secretarios Generales en Siglo XX para plantear al gobierno la devolución de los salarios que nos debían, Y bueno, los mineros dijeron también que, en caso contrario ellos iban a apoyar abiertamente a las guerrillas, porque, como había tata masacre blanca, les parecía que era mejor morir en las montañas que morirse de hambre sin trabajo en las minas”, testimonios del encuentro por la recuperación de la memoria en Cochabamaba el 2003. 

Segundo la masacre fue una medida estratégica y preventiva, por parte del gobierno de Barrientos juntamente a sus asesores estadounidenses, para evitar la articulación entre mineros y guerrilleros, ese miedo se denoto cuando la noche del 25 de junio el General Ovando informó que el ejército se enteró que los mineros planeaban atacar Lagunillas por lo que se determinó tomar los campamentos; Ovando también habría mencionado que los sucesos en las minas habrían sido iniciados por Ernesto Guevara, con una sincronización entre la campaña guerrillera  y la subversión de las minas (…), también sería la causa de que los mineros estuvieran preparados y enfrente al ejecito; según nos cuenta María del Carmen Garces en su libro la Campaña del Che en Bolivia.

Pero qué pasaba realmente en la guerrilla, la primera anotación en el diario del Guerrillero Argentino Cubano aparece el 8 de junio “… se da noticias sobre el estado de sitio y la amenaza minera pero todo queda en agua de borrajas”, y en efecto el gobierno de Barrientos decretó estado de sitio en todo el territorio nacional ante el evidente descontento y movilización del sector minero.

“La noche de San Juan no fue tan fría como podría creerse de acuerdo a la fama (…) El asma me está amenazando seriamente y hay muy poca reserva de medicamentos” anota el comandante guerrillero la noche del 23, para el 24 “acampamos en las faldas del cerro Duran. La radio trae la noticia de la lucha en las minas. Mi asma aumenta” el 25 de junio en el diario aparece “La radio argentina da la noticia de 87 víctimas; los bolivianos callan el número (Masacre en Siglo XX). Mi asma sigue en aumento y ahora no me deja dormir bien”, solo el 30 hay nuevamente una anotación relacionada con la masacre “me atribuyen ser el inspirador del plan de insurgencia en las minas, coordinado con el Ñancahuasu. La cosa se pone linda; dentro de algún tiempo dejare de ser Fernando sacamuelas”, los datos nos lo cuenta Carlos Soria en el libro 1967: San Juan a sangre y fuego.

Si bien el Che no tenía relación directa con la dirigencia minera, éste habría inspirado a los mismos ya que según testimonios recogidos, Vidal Sánchez afirmaba: “si o si apoyaríamos a las guerrillas, muchos querían ir, pero los mineros estábamos pensando en la revolución social, todos los mineros estábamos comprometidos”, a lo que Domitila Chungara añadía que: “incluso se hicieron listas de obreros que querían ir a las guerrillas, las tuvimos que quemar tras los sucesos de San Juan”, de acuerdo a  los testimonios del encuentro por la recuperación de la memoria en Cochabamba el 2003, recuperados en el libro 1967: San Juan a sangre y fuego de Eduardo García.

Pero cabe rescatar que de los 21 bolivianos caídos en combate en la gesta del Che, seis de ellos habían pasado por la escuela del sindicalismo minero, como trabajadores de base o dirigentes y habrían formado parte de la guerrilla del Che, David Adriázola (Darío), Walter Arancibia Ayala (Walter), Simeón Cuba Sanabria (Willy), Moisés Guevara Rodríguez (Moisés), Francisco Huanca Flores (Pablo o Pablito), Julio Velasco Montaño (Pepe), Casildo Condori Coche (Víctor), Benjamín Coronado Córdova (Benjamín), Raúl Quispaya Choque (Raúl), Aniceto Reynaga Gordillo (Aniceto); datos recopilados por Carlos Soria G.

Esta es la memoria que seguimos recordando, en la noche de San Juan.

Autor: Harold G. Cruz Gonzales


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