La realidad de la sociedad está
profundamente reflejada en los tipos de programas que el ciudadano consume. En
Chile el año 2003, con el programa de tele-realidad “Protagonistas de la Fama”
se inició la bonanza de este género de televisión. Los programas de
tele-realidad generaron alta audiencia y por ende se multiplicaron notablemente,
su éxito refleja el morbo del ciudadano chileno, la necesidad de ser testigo de
la vida ajena, de presenciar las penas y alegrías de otros con pausas para ir a
buscar un refresco al refrigerador.
El género de tele-realidad no solo se quedó
en programas como “Protagonistas de la Fama” o “Pelotón”, sino que también
abordo los llamados docu-realidad que buscan a través de una cámara entregar la
realidad al espectador, ejemplo “Alerta Máxima” de Chilevisión. La necesidad de
vivir el peligro, pero desde la comodidad y seguridad es lo que le interesa al
ciudadano chileno, y también buscar en los problemas que limitan con la muerte
“Luchadores” de TVN, este programa muestra la realidad de personas que esperan
la donación de un órgano para poder seguir viviendo.
Meditando sobre una idea del libro “Cultura
y Simulacro” de Jean Baudrillard, la cual citaré a continuación "Gozo de
la simulación microscópica que hace circular lo real hacia lo hiperreal (algo
parecido a lo que ocurre con el porno, cuya fascinación es más metafísica que
sexual)”[1] la frase hace referencia a los show de tele-realidad tipo Gran
Hermano, trataré de construir un camino explicativo al fenómeno expuesto por
Baudrillard. La relación que construye el sujeto con los programas como Gran Hermano
es una observación de la vida misma más allá de su propia vida, es decir, no le
basta con vivir su vida, sino que debe ver la vida de los otros sujetos
utilizando los Zoom-in de las cámaras de televisión, es en ese momento, cuando
el sujeto puede mirar la más pequeña célula del vivir humano, y esa mirada
eleva la realidad a hiperrealidad, es ahí donde el deseo se transforma en gozo.
Partiendo del axioma:el deseo es intrínseco
al ser humano y que el ser humano es una máquina de desear, acuñamos el concepto
del deseo como estructura autopoietica. Al satisfacer el deseo el ser humano
experimenta el goce. El goce en la frase de Baudrillard se da al transformarme
en testigo de fe del relato del programa de tele realidad. Pasa de ser un
relato real para quien lo vive a un relato hiperreal con la presencia del otro
frente a la pantalla. El espectador consigue entregar un nuevo nivel a la
realidad misma.
Lo que vivimos diariamente como seres
humanos, tanto en función de padre, hijo, madre, hija, trabajador, amigo,
esposo, amante ¿puede ser objeto de goce? o ¿es necesario que otra persona
testifique esto para ser objeto de goce? Si esto es así, nos enfrentamos a la
penetración total y absoluta del divorcio entre lo público y lo privado[2]. En
Santiago de Chile el año 2012 se realizó la Marcha de los coches vacios[3],
marcha emprendida por una organización de padres infértiles, la marcha hizo
público para todo el país sus problemas de alcoba, este es un claro ejemplo de
la disolución de la realidad privada, Peter Ustinov, escritor y dramaturgo
inglés “Este es un país libre señora. Tenemos derecho a compartir nuestra intimidad
en lugares públicos”.
La disolución de lo público y privado como
realidad separada, descoloca al sujeto social, puede llevarlo a la locura de no
poder tener algo para sí mismo. El sujeto debe aprender a surfear en los Talk
show (El diario de Eva), Reality show (Top Chef), programas de ayuda (De Caso
en Caso) y cámaras ocultas (En su propia trampa). Estos programas televisivos
ejecutan una mirada microscópica de la realidad, haciendo penetrar el ojo del
telespectador hasta lo más recóndito, espectador gozando las miserias de
dominio público: Existencia híper- vigilada. Realización de la epifanía
panóptica, yo como vigilante y yo como vigilado, esquizofrenia colectiva de una
sociedad híper -conectada.
El sujeto social debe crear una nueva
categoría para no enloquecer en el renuncio de lo público y privado, debe
sobrellevar la mezcolanza de estas dos realidades y para esto generará una
nueva categoría de realidad. La nueva categoría responde al nombre de
hiperrealidad ¿entrega mesiánica superior o simple intento de mantenernos
cuerdos en la posmodernidad? Lo cierto es que esta nueva categoría de realidad
nació por una necesidad urgente, por una tensión provocada por los cambios
revolucionarios en la vida diaria y medios de comunicación.
Mauricio González Seguel. Santiago de Chile
2014.
[1] Baudrillar, Jean, “Cultura y
Simulacro”. Pág. 59
[2] Bauman, Zygmunt. “La sociedad sitiada”.
Pág.205
[3] http://www.lanacion.cl/noticias/pais/santiago/marcha-de-los-coches-vacios-movio-corazones-en-el-centro/2011-10-17/133107.html
Fuente:Le Mon dediplomatique